La apelación cimbasso surge de una contracción que se hizo en las partituras italianas del término corno basso o c. (in) basso, inicialmente un tipo de serpentón recto o fagot ruso con cuerpo de madera, campana metálica, 6 agujeros y entre 1 y 3 llaves. Las fuentes más antiguas que hablan de él en Italia datan de 1825 y se cree que la primera vez que se usó es alrededor de 1815 en el Teatro alla Scala de Milán, pero tardaría otros 10 años en propagarse a las orquestas y bandas militares. Durante ese tiempo, el instrumento bajo seguiría siendo el Serpentone.
Desde sus inicios, el término cimbasso ha estado cargado de ambigüedad. Los músicos de viento requeridos en los teatros de ópera italiana generalmente eran contratados provenientes de las bandas militares. Según fueron reemplazándose los diferentes tipos de serpentón por el Oficleide y por los instrumentos de pistones (principalmente el figle de válvulas, el Bombardone, el Pelittone y los trombones bajos/contrabajos de pistones y válvulas), el músico encargado del bajo en la sección de metal podía aparecer indiferentemente con cualquiera de éstos. En algunas partituras sí que se especificaron los nuevos instrumentos, pero en la gran mayoría el término que prevaleció fue “Cimbasso”.
La familia de los trombones no quedó al margen del desarrollo de los pistones. J. C. Gabler produce en 1818 en Berlín un trombón con pistones Blühmel de caja cuadrada (kastenventile) y en 1830 Leopold Uhlmann producirá en Viena una variante con pistones de doble tubo que pronto alcanzaría una gran reputación. Las versiones con válvulas rotativas y pistones también se expandieron rápidamente y la vara quedaría relegada a un segundo plano, tanto en las orquestas como en las bandas, hasta ser reincorporada varias décadas después. En Viena esta recuperación se produjo a partir de 1883, tras un cambio en la dirección de la ópera, pero en países como Italia el trombón de pistones perduraría hasta bien entrado el s. XX.
Una práctica común en Italia, sobre todo preconizada por Giuseppe Verdi, fue la de adjudicar la parte de bajo a un cuarto trombón (de pistones o válvulas) en busca de un timbre completamente homogéneo para la sección. No será hasta 1881 cuando, a petición del propio Verdi, Pelitti hijo empiece a fabricar en Milán el Cimbasso que ha acabado prevaleciendo en las orquestas modernas para las interpretaciones de ópera italiana: un trombón contrabajo de pistones o paletas en Fa o Si bemol grave (trombone basso Verdi), usado explícitamente por el compositor en sus dos últimas óperas: “Otello” (1887) y “Falstaff” (1893). Una vez adoptado el instrumento, que no dejaba de ser una versión más de los trombones bajos/contrabajos existentes, siguió usándose en las nuevas representaciones de las primeras obras de Verdi, reemplazando así a serpentones, figles y demás instrumentos, pero conservando una vez más la apelación anacrónica Cimbasso.